domingo, 21 de mayo de 2017

Stoner, de John Williams


"Nunca tuve una educación de la que presumir", dijo mirándose las manos. "Empecé a trabajar en una granja cuando acabé sexto. Nunca me preocupó la educación cuando era joven. Pero ahora no sé. Parece que cada año la tierra se seca más y es más difícil de trabajar; no es tan rica como cuando era niño. El representante del condado dice que tienen nuevas ideas, formas de hacer las cosas que se enseñan en la universidad. Tal vez tenga razón. A veces cuando estoy trabajando en el campo me pongo a pensar". Hizo una pausa. Los dedos se enroscaron sobre sí mismos, y las manos agarradas cayeron sobre la mesa. "Se me ha ocurrido...". Se miraba las manos con el ceño fruncido y movía la cabeza. "Que vayas a la universidad en otoño. Tu madre y yo nos apañaremos". 
Era el discurso más largo que le había escuchado nunca a su padre. Aquel otoño fue a Columbia y se inscribió en el primer curso de la universidad en la Facultad de Agricultura.

 John Williams, Stoner, Baile del Sol (2015, quinta edición), pp. 11-12.

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